Alimentos primarios

Quizás te sorprenda saber que la comida es una fuente secundaria de energía. Existen otras fuentes no alimentarias de nutrición -lo que llamamos alimentos primarios- que son las que nos satisfacen de manera integral, es decir, en todos los aspectos de nuestra vida. Cuando llevas a cabo actividades que satisfacen más allá del hambre, como cuando estás entretenido, enamorado, absorto en un paisaje que te roba el aliento o cuando tienes una sensación de plenitud, es probable que el tiempo vuele y no te detengas a pensar en que se te ha pasado la hora de comer o que tienes hambre. En esos momentos estás nutriendo tu alma con algo que no tiene nada que ver con la comida, pero te llena y te satisface, por lo que comer algo en ese momento seguramente será la última de tus preocupaciones. Por el contrario, si experimentas un momento de depresión, angustia, tristeza, aburrimiento, frustración, enojo o baja autoestima, estás hambriento de alimentos primarios y seguramente buscarás refugio en la comida para tratar de llenar ese vacío. Ninguna cantidad de comida o alimento secundario será capaz de satisfacerte. La realidad es que la necesidad de amor, reconocimiento, compañía y felicidad no puede ser compensada por la comida y, mucho menos, por comer en exceso.

En este mundo que gira tan deprisa nos hemos colocado a nosotros mismo en un segundo término, no cubrimos nuestras necesidades primarias de atención y cariño y eso nos hace sentir que debemos llenarnos de una u otra manera… la manera más fácil es acercarnos a la comida. Pero esto nos sumerge en un círculo vicioso porque, al recurrir a la comida para consolar nuestras deficiencias, nos sentimos despojados de amor propio y ese sensación de falta de amor nos hace recurrir nuevamente a la comida. En algunas ocasiones el verdadero camino para vivir en balance es hacer cambios que resultan intimidantes y nos dan miedo, como hacer un cambio radical en nuestra profesión, terminar una relación que no funciona o embarcarnos en un reto que requerirá dedicación y esfuerzo. Nuestros miedos son diferentes; la constante es que debemos enfrentarlos si queremos transformarnos y florecer.

Diferentes religiones, civilizaciones y culturas alrededor del mundo practican el ayuno como una medida consciente de reducción de alimentos secundarios, para abrir un canal de acceso a los alimentos que verdaderamente nutren nuestro ser. Estos alimentos nos sustentan a un nivel profundo y son aquellos que hacen de nuestra vida una experiencia maravillosa. Algunos alimentos primarios a los que ponemos especial atención en tu programa de salud son: tu carrera laboral, tus relaciones personales, que mantengas tu cuerpo activo y cualquier práctica espiritual que resuene contigo.


Para compartir

Si has notado que tus necesidades de alimentación primaria podrían fortalecerse, puedes crear pequeños planes de acción diaria para equilibrarlas. Aquí te dejo algunas ideas que pueden ayudarte en tu búsqueda de una vida en armonía:

  • Practica la gratitud: Puedes agradecer que la vida te ha regalado un día más de vida en cuanto despiertas. También puedes hacer un recuento del día, antes de acostarte, para traer consciencia a todas esas cosas que tienes, pero que has dado por hecho. Podrías llevar un diario de gratitud y escribir en él todos los días. En fin, lo importante es traer consciencia a esos pequeños detalles que a veces pasamos por alto.
  • Sana tus relaciones personales: Puedes escribir una carta a alguien que te hizo daño (no necesitas enviarla). También puedes llamar a aquellas personas con las que has perdido contacto y comunicarte con tus seres queridos con regularidad. Te invito a hacer un ejercicio consciente para reconocer que no necesariamente la forma como tú interpretas la vida es la manera en la que otros la perciben y entonces es más fácil sanar relaciones que hemos deteriorado a lo largo de los años.
  • Sé generoso contigo mismo y con los demás: Lleva a cabo pequeños actos de amor sin esperar a cambio ningún tipo de retribución.
  • Enfócate en las soluciones y no en los problemas: Cuando algún problema se presente en tu vida, en lugar de preguntarte «¿por qué a mí?» cambia la pregunta a «¿cuál es el propósito de esta experiencia?». Cuando vemos lo que nos sucede desde el punto de vista del aprendizaje, la vida se torna más ligera.
  • Dedica tiempo a meditar: La meditación no necesariamente implica sentarnos por horas a tratar de calmar la mente, también meditamos cuando nos enfocamos en seguir la respiración por 5 minutos, cuando damos un paseo al aire libre con el propósito de entrar en contacto con la naturaleza o cuando nos enfocamos en una actividad manual como colorear un mándala o hacer un mala. Busca espacios que permitan que tu mente se enfoque en una sola cosa porque eso es meditar.
  • Incluye el ejercicio físico como parte de tu vida diaria: Puede ser tan sencillo como caminar, pero procura hacerlo todos los días.
  • Dedica unos minutos al día para repetir que te amas tal como eres.

¿Ya tienes un plan de acción para equilibrar tu alimentación primaria?


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