
¿Quién soy?
¡Hola! me llamo Ximena Yáñez Soto y te ayudo a transformar tu vida. Soy coach de salud holística, instructora de yoga y practicante de Reiki. Me dedico a acompañar a mis clientes para que recuperen su salud y se enamoren nuevamente de su cuerpo.
Por más de 20 años, ocupé el puesto de directora de finanzas de un importante fondo ambiental mexicano, pero cambios en mis planes de vida me llevaron a explorar diversas alternativas de desarrollo personal y profesional. En 2016 obtuve la certificación como instructora de Yoga RYS 200. En 2018 obtuve la certificación como practicante de Reiki Nivel I y II y en 2019 terminé mis estudios como coach de salud integral nutricional en el Institute for Integrative Nutrition de Nueva York. Al graduarme, recibí una de las ocho nominaciones al Premio de Liderazgo en Coaching de Salud de la generación 2018. En 2021 obtuve la certificación como coach internacional de salud holística por la International Association for Health Coaches.
En mayo de 2020 publiqué el libro Por tu salud y la del planeta: un sencillo cambio de alimentación para devolver el futuro a nuestros hijos para crear consciencia sobre deterioro ambiental que estamos heredando a nlas futuras generaciones. El texto explica cómo sencillos cambios en tu dieta y estilo de vida pueden revertir el daño ambiental y mejorar tu salud. En 2021 lo traduje al inglés: Healthy Planet, Healthy You: Simple Changes to Create a Brighter Future para para dar mayor alcance a este importante tema.
Soy fundadora de la marca Believe.Transform.Be. cuyo propósito es ayudarte a alcanzar un estilo de vida saludable, pleno y en armonía con el planeta, a través de la alimentación consciente.
Cuando la vida me invitó a transformarme

Me sentía rota… era como si hubiera venido a este mundo con algún tipo de falla y mi objetivo en la vida era simplemente aprender a vivir así. Siempre me sentía enferma, débil y miserable, siempre un nuevo síntoma o enfermedad. Por años creí que las medicinas me curarían, pero cuando algo se “arreglaba” alguna otra cosa surgía. Después de años de profunda tristeza y con el objetivo de tratar de sanar una de mis muchas condiciones físicas, empecé a practicar yoga y eso me hizo mirar mi mente y mi cuerpo de una manera totalmente distinta. Por esas fechas cayó en mis manos un libro maravilloso que me ayudó a comprender de una manera muy sencilla cómo tomar el control de mi vida y de mi salud. Pequeños cambios en mis hábitos fueron el comienzo de una maravillosa aventura hacía la salud y el bienestar integrales.
Fui confrontada con el origen de mi larga lista de males y entendí que la enfermedad es únicamente el mensajero: tenemos que ir hacia adentro de nosotros mismos para encontrar la causa raíz. Fue cuando con verdadero asombro descubrí que el viaje hacia la curación empieza cuando ponemos atención al trato que damos a nuestro cuerpo y nuestra alma… esta es la manera en la que cambios maravillosos empezarán a suceder.
Mi primer contacto con el yoga
Durante mucho tiempo sobrellevé una larga lista de “enfermedades misteriosas”, como endometriosis, hipoglucemia, síndrome pélvico inflamatorio, depresión severa, ataques de pánico y algunos accidentes desafortunados como un embarazo ectópico que terminó con una hemorragia interna y una transfusión de sangre. Cansada de pensar que mi destino sería siempre estar enferma y agotada, tomé la decisión de hacer algunos cambios internos; estaba segura que las respuestas las encontraría dentro de mí y empecé a trabajar los principios de la epigenética que sostiene que ni el pasado ni los genes determinan el destino de una persona, sino sus pensamientos y acciones. Trabajé mucho a nivel mental y estuve muy bien por un tiempo, pero el cambio mental no fue suficiente para transformarme: unos cuantos años más tarde empecé a sentir un cansancio extremo que limitaba significativamente mi vida. Entonces me diagnosticaron sindrome postural ortostático con taquicardia, mejor conocido como disautonomía… una condición en la que la presión arterial tiene problemas para auto-regularse y, en mi caso, el corazón sufría taquicardias para tratar de compensar la presión baja. Como yo tenía que salir rápido de esta situación para hacerme cargo de mis hijas, la cardióloga me recomendó practicar yoga o pilates con el objetivo de “obligar a mi cuerpo a recordar” que a veces está arriba y a veces abajo, a veces acostado y a veces sentado y que, en cada cambio de posición, la presión sanguínea debe “auto-regularse” de manera adecuada.
Afortunadamente estaba inscrita en el club frente a mi casa y me acomodaba una clase de yoga los lunes y los miércoles a las 9:00 pm. Recuerdo que me presenté a la primera clase, era un lunes, coloqué mi tapete al fondo del salón y hubiera dado cualquier cosa por ser invisible en ese momento. Tenía conocimientos muy básicos del yoga, como el nombre de algunas posturas, pero realmente sería mi primera experiencia. Conforme avanzaba la clase me impresionó la fuerza y la flexibilidad de la gente a mi alrededor. Agotada desde el minuto 5 trataba de mantener el paso: mis movimientos eran torpes y parecía que tenía dos pies izquierdos. Pero yo tenía una intención muy clara: “tengo que enseñar a mi cuerpo que a veces está arriba y a veces abajo: estoy aquí para sanarme”. Recuerdo que al acercarnos al final de la práctica el profesor nos pidió pararnos de cabeza… yo pensé que era broma, pero el resto de las personas lo hicieron y a mí no me quedó más que pensar que ese era un buen momento para que me tragara la tierra. Al final, el maestro enfatizó que la clase era nivel intermedio-avanzado y que los que no tuvieran ese nivel buscaran algo más adecuado… Como yo estaba ahí para sanarme y era el único horario que me acomodaba, seguro fue una gran sorpresa para el profesor (y para el resto de la clase) encontrarme ahí el lunes siguiente. Al iniciar la clase nos presentamos y explicamos nuestras intenciones; cuando llegó mi turno narré mi historia y, felizmente, obtuve mi lugar en el grupo.
Continué con mi práctica completamente enfocada en mejorar mi salud, así que nunca sentí el yoga como una disciplina competitiva o en la que yo tuviera que demostrar algo. Los cambios en mi cuerpo se fueron dando de manera muy orgánica y natural y un día me cayó el veinte: ¿si esto está sucediendo con mi cuerpo, qué está pasando con mi mente? Lo que estaba sucediendo era la transformación integral de cuerpo, mente y espíritu; una práctica completa que trata al ser humano como un todo y no como partes separadas. Entonces sentí un llamado, quería convertirme en instructora de yoga para compartir este hermoso conocimiento con el resto del mundo, para contarle a la gente que la transformación si es posible, que la vida es hermosa y es nuestro derecho de nacimiento ser felices y tener una vida plena.
… Lo que se presentó como una dificultad y un reto, terminó como una de las mayores bendiciones de mi vida. Está en nosotros decidir si crecemos con lo que acontece o pasamos el resto de nuestra vida lamentándonos por no tener la vida que deseamos….

El milagro del Reiki
El Reiki es una técnica japonesa para relajar el cuerpo, reducir el estrés y promover la sanación. Está basada en la idea de una energía conocida como “fuerza de vida” que fluye en todos los seres vivos. La palabra Reiki se compone de dos vocablos japoneses: Rei que significa sabiduría divina o consciencia espiritual y Ki que significa fuerza de vida (conocido en otras culturas como Chi y Prana).
El Reiki fortalece la energía de vida, dentro y fuera del cuerpo y trata a la persona como cuerpo, mente y espíritu. El Reiki es aplicado en conjunción con otros procedimientos médicos y terapéuticos para aliviar efectos secundarios y promover la recuperación.
“Sólo por hoy no te enojes. No te preocupes y llénate de gratitud. Sé amable con todas las personas. Por las mañanas y por las tardes junta tus manos en oración. Reza estas palabras a tu corazón”
DR. MIKAO USUI FUNDADOR DEL SISTEMA DE SANACIÓN NATURAL REIKI
